LA HERNIA DISCAL LUMBAR Y EL DEPORTE

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En este artículo nos vamos a centrar en las hernias discales situadas en la región lumbar porque suele ser la ubicación más frecuente.

LA HERNIA DISCAL LUMBAR Y EL DEPORTE

En este artículo nos vamos a centrar en las hernias discales situadas en la región lumbar porque suele ser la ubicación más frecuente. 

Tras pasar diferentes episodios de dolor lumbar con o sin irradiación hacia una de nuestras piernas, conseguimos que el especialista nos haga una Resonancia Magnética (RMN) diagnosticándonos una “hernia discal”. Este tipo de patología muy común en nuestra sociedad es objetivo de estudio de muchos profesionales sanitarios; nosotros los fisioterapeutas (con o sin especialidad en osteopatía) luchamos para conseguir que nuestros pacientes mejoren día a día de los síntomas que aparecen una vez se produce la irritación del nivel metamérico. 

Tipos de hernias hay muchos y síntomas muy diversos pero en este artículo nos vamos a centrar en informar sobre las precauciones necesarias en nuestra vida cotidiana:

¿Puedo seguir haciendo ejercicio teniendo una hernia discal? 

Obviamente si estamos pasando por un proceso inflamatorio todos los profesionales vamos a recomendar de forma unánime:  reposo y evitar esfuerzos. 

Pero si nos encontramos en una fase posterior en la que ya no existe inflamación ni irritación de la región afectada podemos realizar ejercicio de forma moderada evitando: 

- deportes que comprimen los discos intervertebrales: halterofilia, el paracaidismo …

- deportes que impactan sobre los discos intervertebrales: equitación, esquí con saltos, vela deportiva, motocross, running (*este va a depender de la técnica de carrera, del suelo y del calzado), danza, gimnasia deportiva… todos aquellos deportes que requieren de saltos o carreras para su ejecución. 

- deportes que provocan rotación de tronco: tenis, golf, padel, frontenis, … el nivel de esfuerzo es muy bajo pero los giros de tronco comprometen la región lumbar, agravando nuestra patología. 

Sin embargo la bicicleta (evitando las regiones de descenso o montaña muy rocosas), la natación (es importante tener una buena técnica para que realmente no provoque más daños), el pilates, el fitnes y todos aquellos deportes de bajo impacto pueden resultarnos positivos porque fortaleceremos la región lumbar ayudando a nuestra espalda y a nuestra columna a tener una mejor respuesta ante esfuerzos inesperados. 


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